Capítulo 9: “A la altura de las circunstancias”
Me sorprendió la intensidad que se puso en ese entrenamiento, toda la plantilla lo dio todo como si se tratase de vida o muerte; al finalizar Luís fue a su casa y volvió a pasar por el pilón, ya estaba preparado todo para la fiesta, Luís pensó “Estaré allí este domingo”; el colorido del CD.Pedrezuela le acompañaba hasta su casa, los banderines de colores azul y amarillo inundaban el pueblo.
Llegó a su casa empapado, por lo que se metió a la capsula de lavado nada más llegar; tras ello se vistió y se cogió su plato para cenar, su abuelo estaba viendo la ondavisión, entonces Luís le comentó ¿Es especial un ascenso cuando eres el más joven?; el abuelo mantuvo un pequeño silencio, “Sí, es especial, te ves triunfando con toda una vida por delante; pero cuando más disfrutas es con tus amigos, nosotros no tuvimos los mejores resultados, desde luego, pero disfrutamos del fútbol en amistad y diversión; poco a poco nos fuimos retirando por el empuje de los jóvenes que venían pisando fuerte, estuvimos a la altura de las circunstancias”
“Ya que prestas tanta atención por el tema, te voy a contar como viví el ascenso”, le comentó el abuelo viendo la curiosidad de Luis; “Todo comenzó en septiembre de 1997, éramos una plantilla equilibrada, combinábamos la experiencia con la juventud, yo estaba jugando las anteriores temporadas fuera de Pedrezuela, hasta que “Willy” me comentó que por qué no venía a jugar aquí; me costó decidirme, ya que su oferta era que estuviera mi último año de juvenil jugando en categoría señor”, "¿Por eso me dices que espere?" Le interrumpió Luís. “Por ahí van los tiros” le respondió el abuelo.
“El tema es que era el novato ese año, y no esperaba nada en ese equipo; pero me fueron dando minutos y conseguí hacerme un hueco en el once” mantuvo un silencio; “Al final de temporada, va a cumplir 50 años, conseguimos el ascenso a segunda regional, y yo jugué el partido contra Valdemanco aquel 6 de junio de 1998, después lo celebramos en el pilón; todo fue algo inolvidable” el abuelo sonrió.
Luís seguido eso, le preguntó que pasó en los años posteriores; el abuelo respondió que al principio fueron buenos, todo el mundo quería estar; sin embargo, al volver a descender, se quedaron unos pocos, esos fueron los que estuvieron a la altura de las circunstancias; ves chaval, dijo el abuelo “Nosotros recibimos éxitos pero luego fuimos humillados en años siguientes; por eso te digo que hay que saber esperar, tienes que saber afrontar lo bueno y lo malo”, el abuelo se puso serio, “Si siempre estás acostumbrado a salirte con la tuya, no sabrás afrontar una derrota; esto aplícatelo para toda tu vida”
Luís con asombro aceptó este sabio consejo y se fue a la cama, allí descansó para el largo martes que le esperaba. Un día menos para el gran partido, para el sueño de cualquiera de nosotros, el sueño de un lebrel.
Mañana con un comentario sobre la temporada 1997-1998, continuamos con nuestro repaso al ascenso senior.
